A mi tatarabuelo Domingo le encantaban los perros, tuvo como 14 perros, comían más que él, hasta que uno en especial, el más juguetón, “el yeti”, le dio la joven edad, carajo. Pobre animal, un cachorro, a parte es de esos cachorros bien chicos, sin raza ni buena pinta, pero la joven edad es así, no discrimina. Ahora mi tatarabuelo, se lo pasó a mi abuelo, mi abuelo a mi padre y mi padre a mi. El yeti, que grande, el yeti y acá está ahora, rompiéndome las bolas, pero cachorrito aún, no se le puede decir nada.
1 comentario:
q buena trasmision dl vacio....q lastima no continuaste el pogo
Publicar un comentario