Sólo una carta, simplemente eso, una carta, no tenía que ser larga, ni profunda, sólo una demostración ínfima de recuerdo. El cabo Julio Suárez, esperaba cada fin de semana la llegada de ese papelito hermoso, lleno de palabras de aliento y oraciones con mucho que contar. La frontera estaba cada vez peor, la guerra era interminable y con ésta las mentes de los soldados también tenían sus guerras. Una noche Julio se dio cuenta de que las cartas que tenía guardadas ya no estaban debajo de su almohada, nadie acompañaría sus sueños por la noche, sería un compañero celoso, un teniente enojado, o simplemente una perdida de cordura, y así pasó sus días J. Suárez, esperando la próxima cartita, que suplantara las anteriores. Como algo tan pequeño le devuelve el sueño o la vida misma a un soldado que parece perderla cada mañana o tarde, o noche…
1 comentario:
el sentirse q no esta solo....eso siempre genera una especie d sentido....a algo q parece no tenerlo
muy lindo :)
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